Aunque estos dispositivos están disponibles para su adquisición en el mercado por cualquier particular o entidad privada, su coste (entre 1.000 y 2.500 euros) no hace posible que haya un desfibrilador en cada hogar, oficina, comercio o local, público o privado. Sin embargo, en espacios con una alta concentración de usuarios o en los que se practiquen actividades de riesgo, si parece razonable exigir la colocación de estos dispositivos, ya que las probabilidades de que ocurra este tipo de accidentes es bastante alta. Resulta paradójico que, pese a que se producen muchas más muertes por esta causa que por incendios, tenemos una legislación que exige la colocación de extintores en estos locales desde hace mucho tiempo mientras que no la había para instalar desfibriladores externos automatizados.
Tipos de dispositivos
Hay que distinguir dos tipos de dispositivos. El DEA (Desfibrilador Externo Automático), y DESA (Desfibrilador Externo Semiautomático). La única diferencia entre ambos es que los DESA piden para realizar la descarga que se pulse un botón, ya que es más seguro para el paciente y para la persona que le está ayudando, pues puede asegurarse de que en ese momento nadie toca al paciente. En España, los desfibriladores de uso público deben ser de tipo DESA. El uso de los DEA se reserva para profesionales de emergencias sanitarias.
La mayoría de estos dispositivos prestan también al usuario asistencia para realizar las maniobras de RCP correctamente, proporcionando las instrucciones necesarias mediante indicaciones luminosas y acústicas, o bien mediante mensajes de voz.
Legislación
Según este decreto, los espacios que deben estar cardioprotegidos con equipos DESA son los siguientes:
Espacio cardioprotegido | Criterio |
Centros comerciales | Superficie de venta > 2.500m2 |
Puertos y aeropuertos comerciales | Todos |
Estaciones de autobuses o ferrocarril | Población > 50.000 habitantes |
Estaciones de metro | Afluencia diaria ≥ 5.000 personas |
Instalaciones deportivas | Afluencia diaria ≥ 500 personas |
Establecimientos públicos | Aforo ≥ 5.000 personas |
a disponibilidad de personal habilitado para el uso del desfibrilador durante todo el horario de apertura al público. Este personal debe estar formado específicamente para el uso de estos aparatos o bien ser Licenciado en Medicina y Cirugía, o Grado en Medicina, o de Diplomado Universitario de Enfermería, o Grado de Enfermería, o poseer título de Formación Profesional como Técnico en Emergencias Sanitarias.
El decreto obliga al responsable a comunicar la instalación a la Administración, pasando esta información al ‘Registro Andaluz de Desfibriladores Externos Automatizados’, así como el uso del dispositivo, en un plazo máximo de 72 horas. Independientemente de esta comunicación burocrática, se deberá contactar con el Servicio de Emergencias Sanitarias de Andalucía (112) antes de utilizar cualquiera de estos desfibriladores para activar el plan de emergencia interior o plan de autoprotección.
El decreto regula también el régimen sancionador, clasificando las siguientes infracciones como leves (L), graves (G) o muy graves (MG):
Infracción | L | G | MG |
Uso de un desfibrilador por persona no habilitada | ♦ | ||
No disponer de espacio ni señalizar instalación: – Alteración o riesgo de escasa entidad – Daño grave para la salud |
♦ |
♦ |
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No avisar antes de usar el desfibrilador a los servicios de emergencias: – Alteración o riesgo de escasa entidad – Daño grave para la salud |
♦ |
♦ |
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No instalación de desfibriladores adecuados (RD 2591/2009) | ♦ | ||
No comunicar la instalación de un desfibrilador o no hacerlo correctamente | ♦ | ||
No comunicar uso de un desfibrilador en el plazo de 72 horas | ♦ | ||
No garantizar el mantenimiento y conservación de desfibriladores | ♦ | ||
Reincidencia de infracción leve en los 3 meses siguientes | ♦ | ||
Incumplimiento del decreto si hay daño a las personas | ♦ | ||
Negativa a facilitar información o colaborar con Administración | ♦ | ||
Reincidencia de infracción grave en los 5 años siguientes | ♦ |
Programas de concienciación
Se trata de un proyecto de ámbito nacional dirigido por el Dr. Josep Brugada, director médico del Hospital Clínico de Barcelona, cuyo objetivo es es colocar a España a la altura de otros países Europeos en el conocimiento de primeros auxilios en la población no sanitaria y en la instalación de desfibriladores y productos de primera intervención de uso no sanitario.
Su forma de hacerlo es muy original y da la posibilidad a los responsables de locales o a colectivos de conseguir estos dispositivos y cursos de formación de forma gratuita. Tras cursar una solicitud, el Proyecto Salvavidas proporciona gratuitamente un pack con 500 pulseras del Proyecto, diseñadas por Kukuxumuxu, para que el responsable o el colectivo se encargue de su venta al precio de 3 euros la unidad. El dinero recaudado podrá entonces canjearse por desfibriladores externos automatizados y cursos de formación para su correcto uso. Esta organización cuenta además con un programa especial dirigido a centros escolares bautizado como "Operación Calamar" con el que los alumnos, además de formarse en primeros auxilios y convertir su centro en espacio cardioprotegido, pueden obtener dinero para su viaje de fin de curso.
Todo esto es posible gracias a que en el Proyecto Salvavidas participan muchos fabricantes de desfibriladores (Phillips, Zoll, Cardiac Science, Schiller, Samaritan…), que apoyan la iniciativa dejando los equipos mucho más económicos que su precio de mercado. Con el margen diferencial, la organización p
uede llevar a cabo sus actividades de formación, comunicación y producir estas pulseras.
Cabe destacar la creación por parte de este Proyecto de una web, www.sos-112.eu, y una aplicación para iPhone, SOS-112, con la que los usuarios pueden localizar los desfibriladores externos automatizados más cercanos a su posición.
Se tarta de una iniciativa similar, aunque de ámbito andaluz, organizada por la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias Agrupación Andalucía (SEMES – Andalucía). Su objetivo es dotar a las administraciones públicas y entidades privadas incluidas en el proyecto de la infraestructura y formación adecuada para dar respuesta con desfibriladores semiautomáticos a los accidentes cardiovasculares de la población andaluza, creando espacios cardioprotegidos.
Cuenta también con una campaña solidaria que consiste en la venta de pulseras de silicona roja con la inscripción ‘Venga, corazón’ al precio de 1 euro. Todos los beneficios obtenidos por la venta de éstas se destinan a implantar espacios cardioprotegidos en aquellos lugares que lo necesiten y, por cualquier razón, no puedan sufragarlo.
Es una iniciativa de información y concienciación puesta en marcha por Philips Healthcare, uno de los fabricantes de desfibriladores externos automatizados.
Navegando por una atractiva interfaz, los visistantes de la web de esta campaña pueden informarse de la importancia de disponer estos dispositivos en espacios concurridos. Dispone además de un mapa de localización de sus dispositivos instalados, perfiles en redes sociales y un blog con gran cantidad de información relacionada con el tema y un consultorio atendido por el Dr. Juan Bautista López Messa, jefe del Servicio de Medicina Intensiva en el Complejo Asistencial de Palencia y presidente del Consejo Español de Resucitación-Cardiopulmonar (CERCP).
Conclusiones
En cuanto a la legislación aprobada recientemente en Andalucía para su regulación, hay que alabar muchas virtudes, como la obligatoriedad de la instalación de desfibriladores en lugares públicos de riesgo y la creación de un registro de estos disposivos que facilitará la localización de los mismos, no sabemos si al público en general o exclusivamente a los profesionales sanitarios. Si este registro fuese público, solucionaría el problema que se detecta en la actualidad al consultar distintos mapas de localización de dispositivos DESA, que cuentan con información muy dispar e incompleta.
Pero este decreto también tiene una cara oscura. Hay sectores críticos que lamentan la penalización del uso de estos dispositivos por el público en general. Los DESA, diseñados para ser utilizados por personas no formadas, sólo emiten una descarga en caso de que ésta sea beneficiosa para el paciente que está siendo auxiliado. No es posible que dicha descarga se administre a menos que el análisis realizado por el aparato haya detectado la fibrilación auricular. Aunque la ley obliga a que siempre esté disponible una persona habilitada para el uso de estos dispositivos, esta persona podría ausentarse temporalmente por muchas razones. Sería entonces absurdo que los transeúntes que estén presenciando el accidente tengan que permanecer impasibles viendo cómo esa persona fallece por miedo a ser sancionados por usar el desfibrilador. Esta medida parece estar más orientada a crear una nueva oportunidad de negocio para las entidades de formación que a preservar la vida de los ciudadanos.
Otro punto débil de la legislación es que trata a todos los establecimientos públicos por igual, teniendo en cuenta exclusivamente la concentración de personas, desestimando así otros parámetros que pueden aumentar las probabilidades de que se desencadene este tipo de accidentes, como la edad o la concentración de personas que padecen una cardiopatía. Así, un centro deportivo para la tercera edad o para rehabilitación de cardiópatas recibe el mismo tratamiento que uno abierto al público en general. Otro caso curioso es el de los campos de golf. Según un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburg (Pensilvania), los clubes de golf ocupan el quinto puesto en la lista de lugares en los que es más frecuente sufrir un paro cardiaco en Estados Unidos. Según se afirma en este mismo estudio: "Los campos de golf, en su misma naturaleza, suponen un riesgo muy alto para muchos de quienes los utilizan. Normalmente los jugadores acarrean un peso al que no están acostumbrados, pasan largas horas al sol sin la hidratación adecuada, caminan por pedientes acusadas, para colmo, de vez en cuando, ingieren bebidas alcohólicas y fuman algún cigarro ocasional". Según esta legislación, no es obligatoria la instalación de dispositivos DESA en estas instalaciones.
Igualmente, no se contempla la obligatoriedad de instalar desfibriladores en centros de enseñanza, pese al fuerte impacto emocional que produce en la sociedad el fallecimiento de un niño o un adolescente. Es cierto que las probabilidades de que ocurran este tipo de accidentes en los colegios es muy baja, pero ¿acaso no lo son también en el Parlamento de Andalucía? Sin embargo, eso no fue impedimento para que el lugar de trabajo de nuestros dirigentes, donde con suerte se reúne apenas un centenar de diputados, se convirtiese en 2009 en el primer espacio cardioprotegido de la comunidad.
Para finalizar, llama la atención que el decreto legisla de forma muy vertical, ciñéndose exclusivamente a las competencias de la Consejería de Salud. Se pierde así la oportunidad de haber hecho una legislación más amplia, que abordase la importancia de implantar la enseñanza de primeros auxilios y RCP en las escuelas, algo que reclaman muchos profesionales de la medicina desde hace tiempo, destacando la American Heart Association. Seguramente, si nuestros ciudadanos estuviesen instruidos en el uso de desfibriladores externos semiautomáticos desde una edad temprana, la Administración no tendría excusas para restringir el uso de los mismos a ‘personal habilitado’.
Bibliografí
a
– Decreto 22/2012, de 14 de febrero de 2012.
Circulation. Journal of the American Heart Association
– Importance and Implementation of Training in Cardiopulmonary Resuscitation and Automated External Defibrillation in Schools: A Science Advisory From the American Heart Association.
Proyecto Salvavidas
– Presentación.
Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES)
– Proyecto ‘Venga Corazón’.
Philips Healthcare
– Save Lives
Adiemed
– Samaritan PAD. Desfibriladores que salvan vidas.
ClubManagerSpain
– Desfibriladores automáticos: Más que una moda.
Wikipedia
– Desfibrilador externo automático.
Servicio Andaluz de Salud
– El Parlamento de Andalucía se convierte en el primer espacio cardioprotegido de la comunidad.