La ecocardiografía emplea ondas sonoras para producir una imagen plana (2D) o tridimensional (3D) del corazón y ver cómo funciona. Según el tipo de estudio ecocardiográfico que se realice, puede determinarse el tamaño, la forma y el movimiento del músculo cardíaco. Este estudio también puede mostrar cómo funcionan las válvulas cardíacas y cómo circula la sangre por el corazón. La ecocardiografía también puede suministrar información sobre las arterias.
La técnica Doppler, en blanco y negro o en color, permite medir el flujo de sangre por las arterias y muestra cómo circula la sangre por el corazón.
No es necesario ningún tipo de preparación especial antes de someterse a una ecocardiografía.
Durante el estudio, el niño estará acostado sobre una camilla. Un técnico le colocará sobre el pecho pequeños discos de metal (electrodos). Estos electrodos tienen cables que se conectan a un electrocardiógrafo, una máquina que monitoreará su ritmo cardíaco durante la realización del estudio.
A continuación, el técnico le aplicará un gel espeso sobre el pecho. El gel puede estar un poco frío pero no le dañará la piel. Luego el técnico utilizará un transductor para enviar y recibir las ondas sonoras, colocándolo directamente sobre el lado izquierdo del pecho, por encima del corazón, y presionando firmemente mientras lo mueve sobre el pecho. Posiblemente le pida al niño que inspire o espire, o que contenga brevemente la respiración, pero durante la mayor parte del estudio deberá permanecer inmóvil.
Este estudio suele durar un máximo de 45 minutos. El niño no sentirá dolor ni molestia alguna durante la realización de este procedimiento que es inofensivo para su organismo.