Por estas fechas, hace aproximadamente dos años que Mª José y su marido, José Manuel, supieron que iban a ser padres. A las alegrías de las primeras semanas le sobrevino una verdadera pesadilla, en la que tuvieron que luchar contra las presiones de su entorno, que los animaban a abortar, y tomar decisiones sin contar con una información de calidad.
Hoy que sabemos que la historia tuvo un final feliz, todos dan la razón a Mª José y muchos la llaman "madre coraje".
¿Cómo acogió la familia la noticia de tu embarazo?
¿Cuándo recibes la noticia de que algo no va bien?
Allí, tras explorarme con equipos más sofisticados y practicarme una amniocentesis, nos confirmaron que el feto sufría malformaciones en el corazón y que unos de los riñones estaba perdido y el otro en camino de perderse. Aunque parecía que genéticamente la niña no presentaba ninguna anomalía, estas patologías eran ‘incompatibles con la vida’.
¿Qué posibilidades te ofrecieron entonces?
Perdida la esperanza de la viabilidad del embarazo, muy cerca ya la semana 24 de gestación, acudimos a la clínica privada que nos habían indicado para informarnos, donde fueron muy persuasivos para convencernos de que había que interrumpir el embarazo. No hay que olvidar que para ellos sólo se trata de un negocio y que sus argumentos siempre van a ir en la misma dirección.
¿Cuál fue vuestra decisión?
¿Qué ocurrió en Sevilla? ¿os brindaron alguna solución alternativa al aborto?
Con esta información, decidimos seguir adelante con el embarazo. Llamamos a la clínica privada y anulamos definitivamente nuestra cita. Allí insistían en su inviabilidad y no daban crédito al nuevo diagnóstico.
Con el tiempo, el riñón izquierdo se recuperó por completo y, en la semana 36 de gestación, el propio Dr. Antiñolo me practicó una intervención intrauterina para drenar el otro. Se confirmaba así que el riñón de Beatriz que desde un principio dábamos por perdido tenía posibilidades de mejorar.
Una semana después de esta intervención, nacía por parto natural inducido una preciosa niña que, a día de hoy, crece sana, en su peso, con un riñón funcionando al 100% de su capacidad y otro recuperándose poco a poco. Su corazón, tras parcticarle una valvuloplástia a los 10 días de nacer y otra operación correctiva el pasado mes de enero, late ahora fuerte en su pecho.
Ahora, en la distancia, ¿cómo se recuerda la experiencia?
En definitiva, somos los padres quienes debemos decidir si abortamos o seguimos adelante con un embarazo, pero para tomar la decisión acertada, necesitamos tener información precisa de su viabilidad y de las posibles soluciones que pueden tener las patologías una vez nacido tu hijo por parte de los mejores profesionales de la salud.
Desde aquí invito a los padres que se encuentren en una tesitura como esta a que contacten con los mejores profesionales y pidan siempre una segunda opinión médica antes de tomar una decisión que les marcará para el resto de sus vidas, ya la tomen en uno u otro sentido.
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