Así, los investigadores han visto que la administración de inyecciones diarias de NRG1 recombinante durante 34 días en los ratones recién nacidos con lesiones en su corazón promovieron la formación de cardiomiocitos y mejoraron la función cardiaca, a la vez que se redujo el tejido cicatrizante (lesión en el músculo). Esta mejora se prolongó durante 30 días tras la suspensión del tratamiento.
Sin embargo, cuando el tratamiento se administró a los cinco días del nacimiento, no justo el mismo día, no se produjeron beneficios sostenidos, lo que sugiere que el momento en el que se aplica la terapia es vital.
A continuación los investigadores analizaron el músculo cardíaco de bebés humanos con una cardiopatía congénita. Así vieron que los tejidos tenían menores niveles de proliferación de las células del músculo del corazón que los tejidos saludables, lo que sugiere que las cardiopatías pudieron haber provocado que estas células pierdan prematuramente su capacidad regenerativa. Pero cuando se administró la proteína NRG1 recombinante se reparó el músculo cardíaco lesionado en los tejidos de bebés menores de seis meses, pero no se lograron los mismos resultados en pacientes con mayor edad.
Fuente:
Science Translational Medicine
ABC.es