Nagore Gutiérrez es administrativa, tiene 31 años y vive en Vitoria. Nació con ventrículo único, una cardiopatía congénita que se caracteriza por la existencia de una única cavidad ventricular. Se trata de una anomalía compleja que suele acarrear otras malformaciones en el corazón.
Ha tenido que enfrentarse a varias operaciones y largas estancias en el hospital y reconoce que esta afección ha marcado su vida. Cree que es importante que, tanto pacientes como familiares, reciban toda la información que sea posible sobre la cardiopatía que padecen y destaca la relevancia que están teniendo los avances médicos para ellos.
Ha querido compartir su historia con Corazón y Vida y contar en primera persona cómo es vivir con una cardiopatía congénita. Agradecemos a Nagore su generosidad y os invitamos a conocer su relato.
«Aprendes a vivir con una cardiopatía congénita»
Con una operación nada más nacer, innumerables hospitalizaciones y posteriores cirugías que le han impedido estar cerca de los suyos, hoy en día Nagore se muestra optimista: “es complicado, pero con el tiempo aprendes a vivir con una cardiopatía congénita y aprovechas cada momento porque a las cardiopatías congénitas no hay que tenerles miedo”.
Para la persona afectada por este tipo de dolencias, la familia es un pilar importante, aunque también ellos se ven afectados por la enfermedad. “En mi caso, mi hermana ha sido la que más ha sufrido nuestra separación cada vez que tenía que ingresar puesto que no me podía visitar, aunque el resto de mi familia lo ha llevado lo mejor posible. Sí, tengo una enfermedad que me ha marcado, sobre todo a mí, pero tengo claro que hay que seguir adelante”, destaca Nagore.
Junto a las cirugías y hospitalizaciones, la medicación se convierte en otro hándicap en el tratamiento de las cardiopatías congénitas. “Tomo medicación desde que nací, que se ha ido ajustando según lo he necesitado, es otro aspecto más que hay que sobrellevar de la enfermedad”, apunta Nagore.
«Una cardiopatía congénita condiciona tu vida»
“Es innegable que tener una cardiopatía congénita condiciona tu vida, desde que eres niño, con ausencias en el colegio, y cuando te vas haciendo mayor. Es una realidad a la que hay que hacer frente con tranquilidad y sin miedo”, confirma Nagore, al tiempo que pide más información para los enfermos y sus familias: “los avances médicos son cada vez mayores, y eso nos lleva a sentir que en las cardiopatías congénitas hay salida. Pero es importante que contemos con información y no dudemos en preguntar a los especialistas”.