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Cuidado y tratamiento de las cicatrices postquirúrgicas

tratamiento y cuidado de cicatrices postquirurgicas

Las cicatrices, fruto de intervenciones quirúrgicas invasivas en edad infantil, son una fuente frecuente de problemas psicológicos en la adolescencia y la edad adulta. Muchas personas afectadas, especialmente las mujeres, sienten inseguridad, pudor para desnudarse y miedo al rechazo por esta causa. Por eso es muy importante hacer un esfuerzo de concienciación en los menores para que acepten sus cicatrices y no se consideren desfigurados por ellas.

Esto no quiere decir que no se pueda hacer nada para minimizar el impacto estético de las cicatrices. Afortunadamente, hoy en día existen multitud de terapias, incluso de carácter preventivo, que permiten mejorar el proceso de cicatrización y corregirlo en caso de producirse anomalías. En este artículos vamos a descubrir algunas de ellas.

El proceso de cicatrización tras una intervención de cirugía cardíaca

La cicatrización en un proceso natural de nuestro organismo para volver a unir tejidos, que se produce en tres fases:

  • Fase inflamatoria, que comienza tras la sutura y consiste en el aumento de la vascularización y la llegada de las plaquetas, que forman un tapón y una costra superficial, comúnmente llamada postilla.
  • Fase proliferativa, en la que se acumula colágeno y tejido fibroso, comenzando así a formarse la regeneración y tensión de los bordes de la herida.
  • Fase de remodelación, que empieza aproximadamente al mes y puede prolongarse un año o más, en la que se produce la reabsorción del colágeno, manteniéndose sólo las fibras a ras de la herida.

Si el proceso de cicatrización se completa de forma correcta, la cicatriz será una línea blanca, flexible e indolora, pudiendo llegar a ser casi imperceptible. Sin embargo, la evolución de este proceso depende de muchos factores, tales como:

  • La edad del paciente: mejor cuanto más joven.
  • La localización de la herida: central y vertical en el pecho o lateral horizontal en el costado.
  • El color de la piel: mejor evolución en razas de piel clara.
  • Otros factores genéticos o la posible infección de la herida, entre otras.

Una conjunción adversa de estos factores puede dar lugar a cicatrices patológicas poco estéticas.

Tipos de cicatrices más habituales

Según su posición, hay dos tipos de cicatrices que se dan tras una intervención de cirugía cardíaca invasiva:

  • Centrales y verticales: que se forman en medio del pecho tras la práctica de una esternotomía media o una mini-esternotomía durante la operación. Son las más frecuentes y cicatrizan peor.
  • Laterales y horizontales: en el costado derecho o izquierdo, tras la práctica de una toracotomía (apertura quirúrgica del tórax) submamaria, posterior o axilar. Menos frecuentes, pero con una mejor evolución.

La vía de acceso al corazón practicada durante la operación determinará la cicatriz que acompañará al paciente durante toda su vida, pero su elección por parte del cirujano no es arbitraria, sino que depende de la patología y de la técnica a realizar. Por lo general, los cirujanos son muy conscientes de los problemas psicológicos derivados de las cicatrices e intentan hacer un abordaje lateral cuando es posible, aunque sea más incómodo, especialmente en niñas.

Atendiendo a la evolución en sí de la cicatrización de la herida, siempre dentro de las que se dan en este tipo de intervenciones, podemos hablar de cicatrices no patológicas, planas y blancas, y patológicas. Centrándonos en las segundas (planas y blancas) a su vez podemos hablar de:

  • Cicatrices hipertróficas: en las que se produce un aumento del espesor de la propia cicatriz, sin salirse de los bordes de la herida, acompañado de un enrojecimiento de los tejidos. Estas cicatrices pueden llegar a producir molestos picores o incluso dolor.
  • Cicatrices queloides: son aquellas hipertróficas en las que se generan agrupaciones irregulares, redondeadas y gruesas de tejido cicatricial en la zona de la herida, rebasando sus propios bordes. Son de mayor extensión que las anteriores, a menudo de color rojo o más oscuro, y pueden aparecer hasta un año después del traumatismo original en la piel.

Otras cicatrices patológicas son las cicatrices atróficas, dehiscentes o retráctiles, entre otras.

Cuidado inicial de las cicatrices

Aunque en la mayoría de los casos no será necesario retirar los puntos, ya que el material con el que se sutura la herida permite su reabsorción por el propio organismo, en algunas ocasiones los puntos deben retirarse unos días después del alta hospitalaria.

Una vez en casa, con la herida cerrada, es conveniente lavarla con agua y jabón, secarla muy bien y dejarla al aire. No obstante, como hemos mencionado anteriormente, muchos niños y niñas insistirán en taparla por vergüenza. En cualquier caso, es muy importante observar que no aparezcan síntomas de infección (edema, enrojecimiento, calor local, supuración, fiebre). En caso de duda, debe acudir a su pediatra para descartarla o bien tratarla adecuadamente.

Debe evitarse el rascado y la incidencia directa del sol, pues favorecen la hipertrofia. En temporada estival se recomienda aplicar cremas protectoras solares con factor de protección solar de alto a total (SPF de 20-60).

Se ha demostrado, a través de numerosos estudios, que extremar los cuidados durante las primeras semanas tras la intervención se relaciona directamente con una mejora del proceso cicatricial.

cicatrices más comunes

Tratamiento de las cicatrices patológicas

El tratamiento de las cicatrices patológicas debe comenzar incluso antes de la operación: es lo que llamamos tratamiento preventivo. Consiste en preparar la piel del menor para afrontar el proceso de cicatrización en las mejores condiciones de hidratación posibles.

Se consigue fácilmente aplicando aceite de rosa de mosqueta, con un alto contenido en ácidos grasos esenciales y vitamina C, o gel de aloe vera durante las semanas previas a la intervención.

Tras la intervención, es fundamental seguir las instrucciones del personal sanitario para los primeros cuidados que garanticen unas condiciones higiénicas adecuadas. De este mod, se evitarán infecciones que alteren el proceso natural de cicatrización. Una vez retirados o reabsorbidos los puntos, es recomendable volver a hidratar la piel con aceite de rosa de mosqueta, que posee una poderosa capacidad cicatrizante.

Transcurrido el primer mes desde la intervención y en función de la evolución de la cicatriz puede ser conveniente recurrir a otros tratamiento, que pueden ser para:

Patologías leves

En caso de acumulaciones leves de tejido fibroso, pueden aplicarse tratamientos tópicos, como cremas de silicona o corticoides, sprays de silicona o parches de silicona o de biopolímeros. Como tratamiento complementario, también contamos con la presoterapia, aplicado mediante mallas, poco efectivas para la posición de las cicatrices de las que hablamos, o mediante masajes manuales, aplicados directamente sobre el tejido cicatrizal, normalmente en clínicas de estética.

Este tratamiento, combinado con los ultrasonidos, permite detener o reorientar hacia otras zonas los depósitos de fibras de colágeno. Finalmente, contamos con tecnología láser, que permite alisar y pigmentar las cicatrices.

Patologías severas

En casos de crecimiento excesivo de la cicatriz o si los tratamientos anteriores no fueran suficientes, se puede recurrir a otras terapias alternativas, como la infiltración de corticoides directamente en la lesión cada dos o tres semanas. Los resultados debería apreciarse a los tres o cuatro meses. También existen otras terapias que recurren al láser o a la congelación (criocirugía) para eliminar las cicatrices hipertróficas y los queloides. En casos extremos, se debe realizar la extirpación quirúrgica parcial o total de la cicatriz, combinada con los tratamientos anteriores.

Bibliografía

asociación corazón y vida andalucía

Sobre el Autor: Asociación Corazón y Vida

Corazón y Vida es una asociación sin ánimo de lucro que trabaja por mejorar las situación de las personas con cardiopatías congénitas.

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